20081109
Al Sol...
-Ah, no se depende, me pregunto que quieres lograr con eso.
-Ahhhm, nu se, quiero tanto ver el sol de cerca...
-jajaja
-¿Pero no lo ves? es tan..., impresionante, ¿no ves como toda nuestra existencia se regula gracias a él?
-Ah, sí, talvés, bueno, y que es lo que esperas con ir?, te quemarás en el intento.
-Si, pero, ¿no harías tú todo por amor?
-¿Estás enamorada del sol?
-Quizás.
-Eso me ofende.
-¿Por qué? Mi corazón es lo suficientemente grande para amarlos a ambos.
-Más grande que el sol?
-Mucho más grande, cariño.
-Te amo
-También te amo
-¿Más que al sol?
-jajaja
-Yo si te amo más que a nada. Haría todo por ti.
-¿Me dejarías ir al sol entonces?
-Es una misión suicida. ¿Me dejarías solo, aquí?
-Te amo...
-Sabes que no puedo dejarte.
Y así, las nubes bajaron, se la llevaron, y él fue tras ella. Y juntos se fueron al sol, porque él le dijo "juntos por siempre". Y su amor fue suficiente para abrir las nubes y amarse por siempre.
20081107
Constanza
Salió dando tumbos avanzando por la vereda.
Contó las flores mientras los colores avanzaban con ella.
Cantó alegremente al sol que la iluminaba
No miró a los lados al cruzar mientras pasaba.
Y un camión la arrolló por despistada.
20081105
La oscuridad de mi corazón
La oscuridad de mi corazón sufre de desórdenes alimenticios. No le daré una sola lágrima aunque me duela el alma. Aunque me pudra por dentro con una tristeza contenida, la superficie siempre será distinta.
Sabe ocultarse y mostrarse segun le convenga, cambiarse su faceta segun le parezca.
La oscuridad de mi corazón es visible para quien tenga los ojos abiertos, y esté atento.
20081103
Historia sin nombre 2
A lolejos veía un puente, si lograba cruzarlo estaría a salvo al cortar las cuerdas que los sotenían. El bosque a mi alrededor ya no me ofrecía refugio, sólo humedad y oscuridad, remotamente infinitas.
Sentía el ardor de mis mejillas ir en aumento. Corrientes de viento repentinas me aliviaban el correr. Podía sentirlos persiguiéndome. Si decidían seguirme corriendo por el puente podría evitar cortarlo, ya que su peso sería suficiente...
-Ogros...- jadié con aprehensión.
Divisé más cerca de mi el puente. Me detuve derepente y un mareo empezó a embargarme.
-Debo seguir- pensé. La altura e inestabilidad del puente me asustaban.
Di un paso apresurado, insegura y tanteando terreno. Las tablas de madera vieja y mohosa eran perfectas para resbalar y caer. Me tambalié.
Mi ventaja no era mucha, así que me dediqué a caminar atravesando el puente antes de que me llevaran.
Mire abajo, y me consideré una tonta por mi descuido.
Los mareos no tardaron en llegar. Cerré los ojos y miré al frente nuevamente. Seguí caminando. Paso a paso, afirmada de deshilachadas cuerdas.
-Atrápenla.
Los gritos de los ogros me distrajeron, haciendo que volteara y pisara mal. Resbalé con el moho, pero pude asirme de las cuerdas. Aún así, ellos ya habían empezado a correr tras de mi, y yo sólo iba a mitad de camino.
Traté de pararme al mismo tiempo que sentía el razgar de las cuerdas en mi cercanía y que los pesados pies de los ogros cayeran al inestable suelo que nos mantenía firmes en el aire.
Un estruendo desató un movimiento en cadena, caímos tanto perseguidores como perseguida, al río que limitaba el barranco.
Gustos
Amo los espacios reducidos, oscuros, sin ruido.
Amo no ver ni mis propios dedos, devorados por la oscuridad que se lleva todo
Me gustan las ansias, la desesperación de no caer, que me hace abrir los ojos cada cuatro pasos.
Me gusta sonreir, aunque mis pequeños ojos se hagan diminutos.
Me gusta dañarme, herirme con algo de filo de vez en cuando
Me gusta como soy, y no me arrepiento de nada.
Yo
Ella no iba a volver, y todo lo que me quedaba a mi era ahogarme en botellas de diferentes tamaños, formas y sabores.
La realidad no importaba, de que me servía pararme y lavarme la cara si de nuevo se volvería a ensuciar.
De que me servía limpiar el inodoro de los restos de vómitos. Ya no comía, así que era innecesario.
No quería dañarla, pero se lo merecía. ¿Porqué volvía a provocarme cada vez? ¿no podía sólo quedarse en la casa y obedecerme, como una buena ama de casa, como una buena esposa? ¿Una mujer de veras?
Por eso tenía que enseñarle. Ella tenía que tener la comida hecha cuando yo llegase de trabajar. Porqué iba a estar eso mal?
¡Era YO quien ponía el sustento a esa casa!
Y si no aprendía a palabras, ah, que tonta era algunas veces, mi tontita, como con tanto cariño le decía, luego a gritos, si no, a golpes tendría que aprender.
No quería pegarle, la primera vez, cuando salió de casa con sus amigas y llegué y no estaba la cena hecha, me enfadé tanto que sólo le pegué. No quería, y le prometí no volver a hacerlo, pero luego entendí, que si yo no le enseñaba a hacer su trabajo, no lo iba hacer nadie.
Debía entender que no podía hacer lo que quería y soy yo, era YO, quien mandaba en la casa.
Luego perdió el niño. Y la tristeza me hizo enloquecer. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? era ella la culpable, la que cargaba al niño y no lo cuidó. Le hice sentir todo lo que ese chiquitín sintió cuando murió por culpa de su madre.
Me hundí en el alcohol y perdí mi trabajo.
Todo por culpa de ella. ¿Porqué no entendía que yo la amaba y hacía lo mejor por ella? Tenía que hacerla ser perfecta, y sólo los golpes podrían moldearla.
No teniamos dinero. No teníamos que comer. Y era su culpa. Le pegué.
Me dijo que se iba. Le pegué.
Le dije, le dejé claro, que no podía vivir sin mi, ¡que sin mi era NADA! que iba a volver arrodillada pidiendo perdón. Y le pegué de nuevo.
La golpié. Y nunca más supe de ella.
20080904
Historia sin nombre 1 pt6
Pero no venía.
Seguí caminando, debía volver y recuperar mi abrigo, debía chequear que la pequeña ciudad no se hubiese comido lo que permanecía oculto entre los muchos bolsillos de mi ropa.
Había comenzado mi viaje hace mucho y a la vez muy poco, para ver todo morir así de repente.
Nunca supe si alguna vez había sido un infante, no tenía memorias, solo tenía un propósito.
Al principio sólo tenía mi instinto
Recuerdos se iban revelando a medida que necesitaba la experiencia para llevar a cabo una tarea.
Luego fui capaz de pensar e ir guardando mis recuerdos.
Sólo estábamos yo y esas cuatro paredes blancas, ese olor sintético de químicos... Un laboratorio, como descubrí después de escaparme.
Odié la ciudad siempre, representaba una cárcel para mi, por eso intenté permanecer al margen.
Me empezó a doler la cabeza, quizás iba a ocurrir de nuevo...
El motivo inicial que me permitió escapar...
Mi cabeza dolía al punto de querer estallar, apareció en mi frente una gema...
nunca supe que habían hecho con ella hasta que la encontré dentro de ese pequeño ser.
Me mantenían en una camilla, amarrada, se acercaban con enormes agujas a extraerme sangre cada media hora, para mantenerme débil. Pero supongo que ni si quiera yo sabía mi propia fuerza.
Entre inconciencia, sueño, vigilia, conciencia, tuve una pequeña iluminación y mi instinto me guió.
Me impulse hacia arriba en la camilla con una fuerza capaz de romper las cadenas que me sostenían, aún con una extraña bata emprendí mi camino con "normalidad".
Al salir intercambié unas etiquetas cercanas de unos frascos en una repisa...
Sólo salí, me escondí cerca por unos días y descubrí que Zuet éstaba reduciendo su tamaño.
Empezé a correr un poco después de lo que mi instinsto me señaló, lo que logró que Zuet me siguiese.
Pero logré atraparlo...
Tenía preguntas...
Pero era demasiado tarde, lo habían envenenado.
Abrí los ojos, para ver por donde caminaba...
La cabeza me iba a explotar, lo sabía, el agujero hecho por la otra piedra había tomado un mes en regenerarse.
Entonces el dolor insoportable vino acompañado por un grito de un ave,
y grité y Meinter gritó conmigo...
pero no estaba cerca...
veia todo en matices de rojos...
rojo sangre, rojo sombra, y una perla roja rompiendo mi cráneo, un ojo rojo instantes antes de salir. un poco de materia gris entremedio.
Caí al suelo, vi a Meinter acobijarme entre sus alas, como un ave común anidando...
Crisis de fin de semestre
cap2. la reconciliación con los frames
cap3. la psicología de los colores
cap4. la venganza del parche microporo
cap5. cuando la imaginación se presentó al abismo
cap6. la revolución de las webs
cap7. calma en el temporal
cap8. malentendidos
cap9. mirar con ansias los utensilios escolares
cap10. resentida
cap11. crisis y colapso
cap12. no quiero
cap13. Te amo
cap14. silencios que no se ignoran
cap15. resistir
cap16. amar, ser amado, y ser mamona
cap17. incongruencias
cap18. qué es la felicidad?
cap19. éste mundo
cap20. Matices
cap21. Prescindible
cap22. Mariposas en mis ojos
cap23. Tomates
cap24. Asuntos pendientes
cap25. Fin v1.0
20080830
historia sin nombre 1 pt5
Sin tener conciencia plena de cuantas partes eran las que me formaban pude obtener una impresión general del lugar.
¿Estaban todas las personas destrozadas vivas?
¿Todos esos cuerpos que con gran arte me dieron la bienvenida?
Ahora que estaba todo en silencio pleno podía escuchar los miles de corazones latiendo.
Me hubiese gustado conocer al monstruo que había hecho tal maravilla. Una semilla de maldad tan pura que revolvía mis entrañas, que a todo esto se encontraban muy lejos de mi para poder sentirlas.
Un ruido rasgó el silencio, no había nada ni muy lejos ni muy cerca de mis ojos, pero mis oidos lo sentían. Meinter quería bajar de nuevo.
Inmediatamente látigos y niebla se alzaron en pos de tan grandiosa ave. Pero Meinter era demasiado ágil...
Se marchó nuevamente.
El paisaje optó por aburrirme, los cuerpos desmembrados ya no me causaban gracia alguna.
Empecé a unirme.
Lentamente, peresozamente, llamé a mis células a unirse en torno a mi corazón.
Cada partícula de mi lentamente se fue arrastrando, entre vientos, hacia el centro del hospital, donde yacía mi centro.
Tardé mucho. Por primera vez en mucho tiempo vi afectado el curso de mi misión. ¿A quién se le ocurría ir dejando lugares así en medio de la nada? No me respondí, tenía la respuesta demasiado clara.
Cuervos se acercaban a picotear lo regenerado de mis trozos de cuerpo. Al menor sonido de batir de alas, látigos se azomaban a arrancar plumas y cabezas, quizás pensando encontrar algo más que pájaros comunes.
Tenía ya trazado el recorrido de sangre en mi cuerpo.
Se hizo de noche, y ocho noches pasaron, ocho noches pasé recorriendo el pequeño poblado desde miles de perspectivas distintas.
Lo sentí, lo olí, lo probé, lo oí en su silencio absoluto.
Me regeneré en el suelo. No había cicatrices, pero seguramente mi apariencia humana estaba destrozada en su estética.
Cerré mis ojos mientras mis párpados finalmente llegaban a mis ojos.
Escuché unos instantes... Los edificios temblaban de ansiedad.
Debía ser un escape rápido el que efectuase.
Moví un dedo, un escalpelo llegó como jalado fuertemente por un hilo no existente y lo cortó.
Me paré en una excesiva velocidad asiendo mi dedo mutilado con fuerza y salté mientras camillas, bisturís y otros eran atraidos hacia mí como si fuese yo un gran magneto.
Corrí, tan rápido que era solo un manchón borroso en una lúgubre, monótona y aun hermosa ciudad.
Corrí y la ciudad a mis espaldas gritó adolorida, mientras su preciada presa escapaba de sus garras.
Era una pena que no hubiese podido recuperar mi ropa.
20080813
Cuando la imaginación se presentó ante el abismo
Y las nubes volvieron a descender de mis dedos, mientras la neblina me quemaba las pestañas.
Como red usé mis ojos y atrapé el cero absoluto.
Me perdí en la conciencia del laberinto.
Con mis párpados cerré el encierro.
20080724
historia sin nombre 1 pt4
Quizás Meinter, me parecía razonable, y fue el primer nombre en el que pude pensar.
El bosque aún en crecimiento, hacía pequeñas espirales con sus nuevos brotes, buscando la luz y el refugio en si misma y bajo la sombra del frondoso árbol.
Cerré los ojos y pensé en el salvaje animal, Meinter, pensé, me entendió y bajó a mi lado. La cacería debía continuar, matanzas al azar no eran necesarias, ni divertidas.
Guardé en mi memoria el bello bosque que habíamos hecho.
Le hice una seña para que entrara en mi espalda nuevamente, el viaje que debía hacerse era largo.
Desgarró con presteza mis carnes, la prisa era necesaria, poco importaba el dolor. Hice retroceder mi sangre para no manchar tan sagrado lugar.
Desplegué mis alas, Meinter gritando con el esfuerzo, levantó mi peso y emprendimos vuelo.
Cicatricé mientras volaba.
Lo que me gusta más de matar cosas obscuras es la energía que eres capás de liberar y absorver, el poder te inunda, y son pocos los que viven y lo toleran. La sangre, la matanza, el dulce olor de la venganza.
Llegamos a una ciudad, a mitad de vuelo hice que Meinter saliera y fuese a dar unas vueltas a ver si encontraba algo. A mitad de aire me vi cayendo a una calleja oscura, edificios grises y en mal estado coronaban el ambiente.
Caí de pie, sobre algo que casi me hace resbalar. Miré a mi alrededor. Cientos de ojos, desparramados por el suelo. Ojos humanos, globos oculares donde miraras, devolviéndote la mirada. Verdes, Grises, Azules, Violetas, Negros, Cafés... Seguí caminando sin importarme el suelo, para examinar el interior de las casas. Uñas decoraban las ventanas, piel el interior de éstas.
Una masacre con arte...
Una obra hermosa, tal vez, pero de crueeldad innecesaria, había muchos niños e inocentes entre las anatomías robadas por el destino.
Seguí paseando, llegué hasta el hospital, donde un perímetro de corazones advertía peligro.
Caminé, inalterable.
Meinter bajó a mi hombro nuevamente.
Lazos desde las puertas vinieron a encontrarnos, tomé al pájaro antes de que todo llegara a alcanzarlo, corté mi espalda con mis uñas, y corriendo lo deposité ahí. Sin esperar a que se acomodara emprendí vuelo, con un salto.
Al avanzar 5 metros de un salto, ya iba cayendo. Meinter no lograba acomodarse aún, y esos látigos negros de quizás qué sustancia, estaban cada vez más cerca.
Atraparon mis pies.
Me envolvieron en sus redes desde las piernas. Era necesario que no atraparan a Meinter. Con mis largas y afiladas uñas una vez más despedacé mi carne. cortando más ampliamente, para obligarlo a salir. Lo tomé y lo tiré al aire, donde desplegó sus alas y voló.
Dejé que me llenara los pulmones de sustancia negra, y fui conciente de como me despedazó, para dejarme como otro trofeo, de su hermosa colección.
Alucinaciones
Legando a otros
Uniformemente tu
Conciencia del sueño.
Imaginaciones,
No esperes hasta el
Alba, que
Cae, rendida,
Inocente,
Oscuridad recayendo en
Nuestros brazos,
Estática en el aire
Susurros de muerte.
Pálida como la Nieve
Alzar los pies y no caer
Lastimera inocencia
Induciendo al
Después.
Avalancha que
Cae, como el cielo
Obertura inusual
Muchas luces que
Obstusamente, me ciegan
Lámpara obvia, que no deja ver
Arrúllame en ti
Nunca separes el sol de tu
Ilícita soltitud
Evanescencia de estos
Versos
En plana llanitud.
20080707
historia sin nombre 1 pt3
20080706
So what-.
yace la esperanza
Espera compañía
más allá de la agonía
Descansa, lejana
fuera de los gritos
historias, malos ritos
Anochece
Derrumbe de la estrella
que guía, que consuela
lo oscuro inunda todo
Sólo quedan mis manos
que no logro ni ver
Solo resta decir Te Amo
esperar para ver
ahoga la tortura
entre hojas de locura
cíñete al guión
sin saltarte un reglón.
Cierra los ojos
despacio, de a poco
deja que tu mente
con poesía vana
se silencie.
Que las lágrimas
inertes se lleven
recuerdos y todo
olvida el respiro
se la espiga en el trigo.
Palabras rotas
en la oscuridad absoluta
envuelta en cadenas
envuelta en un manto
de vuelta a su escencia.
Encerrar mi ser
encarcelarme
cerrar mi mente
someterme a un modo de pensar
Barrotes desdichados
burlándose de su desgracia
sujetos fuertemente entre ellos
no hallarán más libertad que yo en este instante
Saber que el tiempo no es tiempo
ni que mi corazón late ni tiene vida.
un pozo oscuro, eterno
una vela encendida
una luz tratando de quemar mentiras
Un vaso con agua que cae
siniestros pedazos rotos
ahora riendo
guiñando con descaro a tu dolor
mientras el agua incita a moverte
no para limpiar
ni para botar los trozos de vidrio
si no para detenerte a observar
haces de luz a través de los extraños ángulos
critstales rotos
siniestra sangre revolviéndose
agitándose
abandonandome
Caer en el silencio
desecharse
20080628
historia sin nombre 1 pt2
Estaría más segura escondida en otro lugar, pensé. Así es como la piedra quedó escondida entre el plumaje del exótico pájaro.
Me saqué mi largo abrigo, y mi polera. Salté. Serían como mínimo uno o dos kilómetros mirándolo así a lo poco. El ave, revoloteando detrás mío, mientras yo ganaba velocidad se apresuró a agujerear entre mis escápulas mientras no veía mas que rocas y pastizales secos.
Sacó pedazos de piel y carne, como acomodando ramas de un nido. Se posó en mi espalda y la carne y piel se sellaron, dejando sólo sus enormes alas afuera.
Desplegué mis enormes alas y volví a la cima de donde había caído, recogí mis ropas, las acomodé a mi extraña anatomía y emprendí el vuelo, piedra incluida, escondida en mis extravagantes plumas.
Pasé entre nubes para mojarme un poco, y navegué por el firmamento hasta divisar un bosque que en las copas de sus árboles, albergaba unas pequeñas flores rojas. Alfileres indistinguibles a lo lejos.
Bajé.
Pisé suelo y me adentré en el suelo, siguiendo un rastro de hedor inconfundible.
La sangre, quizás no visible impregnaba el bosque en su plenitud.
Oí ruidos, pasos, personas huyendo.
Desde el inicio del bosque corrían unas personas, humanos normales. Me apoyé en un tronco, pero aunque no me hubiese ocultado, no me hubiesen visto. Lo único que quería esa gente era salvarse, huir.
Pero corrían en dirección equivocada, iban directo al centro del bosque, donde la extraña luz de una enredadera los llamaba.
Me separé de un arbol con cierta dificultad, la enredadera habia decidido ya tejerse entre mis alas, la piedra la atraía también. Me había pillado desprevenida. Corté de sus ramas hasta su raiz, aunque volvió a regenerarse, no volvió por mi, quizás porque no utilicé un arma normal, quizás porque la sangre fresca de tres humanos le llamaba más la atención.
Me dirigí hacia el centro del bosque, el olor a sangre se fortalecía. Al llegar, las ramas, cada vez más gruesas, aprisionaban y cercenaban a sus víctimas, pequeñas flores lilas se deslizaban con frágiles y delicados tallos, salientes de la misma planta, para recoger la sangre derramada y subir hacia la copa de los árboles, donde en sentido inverso, pequeñas bolitas brillantes bajaban, llenas de luz, para atraer más gente al bosque.
Había algo, sin duda siniestro, enterrado en ese círculo de árboles.
Algo que necesitaba luz a cambio de sangre para crecer.
No me interesaba saberlo.
Quemé el bosque, y me senté en un monte cercano a oir el bosque chillar de dolor, retorcerse en imitación de sus víctimas.
Desplegué mis alas otra vez, no quería que el fuego se propagara más allá del bosque.
Volé alto y empecé a dar vueltas, trazar círculos, para juntar a las nubes en un aro. Las bajé un poco e hice llover en el perímetro del bosque. Hasta que se consumió todo, y las nubes se hartaron de mi presión.
Caminé entre cenizas, gemidos aún perceptibles (quizás solo era mi mente) volví a lo que una vez fue el centro del bosque, cavé con mis manos, y la encontré.
20080626
Historia sin nombre 1
Era una pena, en verdad, que hubiese muerto en tales circunstancias. Supongo al menos que murió feliz, ¿quién iba a decir que alguien había cambiado sin querer las etiquetas de las botellas de veneno?
Una pena, en verdad, y justo ahora que estaba tan cerca de descubrir el porqué de su condición.
El pájaro sacudió sus plumas y el cadaver cayó al suelo. Era un pájaro un poco más grande de lo normal, pero lo que más llamaba la atención era su plumaje negro azulado, que reflejaba distintos tonos segun la luz.
El cuerpo rodó hasta la palma de mi mano, miré a Zuet por unos instantes y lo aplasté en mi puño.
Sentí su sangre en mis dedos, como se siente una uva al apretarla en la mano. De su cuerpo ya irreconocible, saqué una pequeña esfera negra, del tamaño de una pupila extremadamente dilatada. La limpié de los restos de Zuet, y la guardé en una pequeña bolista en mi bolsillo.
Y pensar que fuera esa la razón de todo...
Zuet nunca logró averiguar porqué siendo un humano normal, se empezó a achicar luego de un tiempo... quizás se la habría tragado con la comida, o quizás alguien la había hecho llegar ahí, así como yo habia logrado que ciertas etiquetas fueran intercambiadas.
Agarré al pájaro que por ahí rondaba, le robé una pluma, abrí un portal y desaparecí.
20080613
para Marcel [1]
ella no le habló siguió su camino mientras él, con su ceniciento y ondulado pelo tomado en una cola, y sus enormes ojos azules le dedicaron una mirada a sus ojos cafés y desiertos mientras la enfrentaba.
¿por qué?
Aunque nos encontremos mil años en mil vidas Marcel, necesitas dejarme ir, aunque sea por un tiempo.
Pero...- suspiró- ¿juguemos?
La niña sonrió
corrieron hasta una plaza y el enfrente de ella, levantó sus manos, sus dedos y toco sus ojos, liberando su vista. Cada vez que ella cerraba los ojos, se desprendia el café que los inundaba y salia una sombra tomando forma, así hasta que de 8 doseles salieron seres que dejaron sus ojos libres y celestes.
Cada vez que una criatura se hacia corpórea, luz era reflejada por ella, haciendo que se viera, literalmente, radiante.
Sonrió, tomó las manos de Marcel,
Al rededor de ellos las 8 negrizas criaturas formaron una ronda, que iba cada vez más rápido...
hasta que lo que hacian Marcel y ella no se veia...
Hablaron, hablaron, hablaron, hipnotizaron las plantas para que crecieran azules y lilas...
Nadie podría nunca entender el idioma usado por ellos, no los guiaba ni el tiempo ni el espacio, visitaron playas y castillos sin moverse de la placita. Miraron personas conocidas por ellas, adivinaron sus sentimientos, leyeron sus penas, revolotearon tras ellos como murciélagos. Miraron su pasado... y el estado de hipnosis de ella se detuvo, tomó conciencia de quien era y se metió en los ojos de Marcel, llorando.
Entre las dunas de sus ojos, donde tantos recuerdos estaban guardados, encontró el nacimiento de la Tierra, donde nada habitable abundaba en rededor, cogió un par de rocas y durmió ahí.
Marcel se sentó en mitad del círculo a esperar.
Quizás esta vez podría converncerla de volver con él, de dejar de esconderse e iniciar nuevas vidas sólo por alejarse de él.
Pero Marcel nunca comprendió que ella necesitace abrir sus alas,..., esas enormes alas que lo cobijaban y solían abrigar el mundo..., una atmósfera de paz. Podía comprender y manejar ciencias, ciudades y tiempos.
Podía ser quien quisiera, al igual que ella. Pero ella eligió esconderse en la masa de la civilación más poco civilizada del universo. Al igual que siempre
Ella siguió durmiendo, hasta que Marcel detuvo a las criaturas de las sombras y mandó a por ella.
Las sombras entraron en los ojos de Marcel, en búsqueda de ella.
La encontraron, entre rocas y volcanes, la lava acechándola, ella durmiendo tranquila, le sujetaron los párpados, uno a cada lado, mientras los otros se turnaban haciendo fila para entrar.
Se vio a Marcel sentado en la plaza, en el pasto, ojos cerrados y las manos juntas en las yemas de los dedos..., maquinando.
Las sombras volvieron a sellar los ojos de la niña.
Despertó y buscó la salida..., el túnel oscuro del futuro.
Marcel estaba al lado de ella, frente a frente,
mirándola a los ojos.
20080606
Amén
manteniéndonos dóciles bajo su poder mental.
monótonas voces en un sermón cínico,
efecto narcótico semanal.
cegados hasta el alma los sentidos,
la inteligencia perdida en lo vanal.
y tú ahi sentado en silla de oro y plata
nada más importa, viejo vitral.
ya no me compro tus mentiras
mi perdición en tu campo astral.