20090114

Para el invierno...

Hojas caían del árbol mientras la luz llegaba a mi lado en aquel claro del bosque. No busqué semillas como siempre hacía, si no que me acuclillé a mirar las hormigas esconderse bajo el árbol que con su amarillentas y naranjas hojas se movía al son del viento. Miré a mi alrededor de nuevo buscando suavemente las nueces caídas de los árboles vecinos. Miré por encima de mi hombro para chequear que no hubiese nadie cerca, seguí mirando el hormiguero, entraban, pequeñas, con pequeños trozos de frutas y hojas para guarnecerse del crudo invierno que nos azotaría, a mi alrededor, no lo suficientemente cerca para verlos pero sí para sentirlos, todos los animales del bosque hacían lo mismo. ¿No éramos todos iguales? buscando refugio y comida para sobrellevar las penurias que nos conducirían a una nueva etapa de nuestra vida, ¿pero porqué pensar en penurias cuando de una perspectiva distinta todo trae frutos y regalos?
Y bueno, que iba a saber una triste ardilla de todo eso?, sólo tengo que sobrevivir hasta el próximo año- pensé- De que nos preocuparíamos más que de tener una esponjosa cola y de parecer tiernas?
Seguí recolectando nueces y asegurándome de no llevarle las malas a mi familia.
El resto fue historia.

20090104

Así

Y la sinceridad bajó de mis ojos a mi sonrisa mientras miraba el tiempo desaparecer en mis oidos.
Fue una espera corta, tan corta como la eternidad que devana tus sesos y vuelve en un beso imaginario que te sume en un abismo.
Deshilaché el tejido de mentiras, hebra por hebra, que naciendo de mis labios y arrullándose en mi pelo me amarraba y juraba ayudarme.
Alzé mi mano, y alzé mi voz, para que mis pupilas se volcaran en el exceso de un vaso.
Sentencié mi desdicha a ser mi perdición y a no notarse a través de los años.
Respiré, y me propasó un escalofrío sucedáneo.
Corté mis párpados, y tuve por siempre los ojos abiertos.