Arboleda

Oscuras ventanas pasan mientras caminamos rápidamente por la acera. Retazos de cálidas escenas se cuelan por nuestras cuencas. Aparentamos ver con los ojos que todos usan, mas son totalmente inútiles. El batir cercano de unas alas inocentes llegan a nosotros como delicados roces de seda en nuestra piel. Mínimos pero audibles se hacen los alaridos de los insectos que se desvanecen con nuestra prescencia. Nos pueden sentir, pero no ver.
Deslizándonos hacia la arboleda, donde la Amiga nota nuestra espera... Me mira lento y suave, y se desprende el "nosotros" de la faz de la Tierra. Me alza una mano, y dejo que me use cual marioneta. No puede, no completamente. Mis pensamientos siguen en mi, y siguen en "nosotros" los siguientes 20 segundos desde que se despedaza su cabeza, hasta que vuelvo a "yo" y singularizo la existencia. Observo mi entorno y lo desdibujo en mi mente, acolchado suelo por hojas ya idas, sombras inmensas ultrajadas por las pequeñas motas de luz, que el titilar de las estrellas muestra lejano. No estoy, no soy. Siento que me muevo y aun asi lo reniego. No puede usarme... Se frustra y cree que puede quitarme... Pero es eso... ella sólo lo cree. Dejo que juegue un rato con mi sombra, piensa en la victoria y hace la idea suya.
Ella yace muerta en la arboleda con una nada natural pose de títere, es sólo un muñeco, al igual que todos.